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“MAQUILLAJE DE UN CRIMEN” (III)


    “MAQUILLAJE DE UN CRIMEN” (III)

“MAQUILLAJE DE UN CRIMEN” (III)El juvenil y carismático Ricardo Belmont, se hizo querer rápidamente a través de la tele. Empezaba su camino al triunfo como animador y líder de multitudes.


NOTA DE REDACCIÓN.- Estos avances de la novela “MAQUILLAJE DE UN CRIMEN”, escrita por Ricardo Belmont Cassinelli, nos van adentrando en un oscuro y sorprendente bosque de ambiciones humanas, en el cual, la fuerza corruptora del dinero, se manifiesta en toda su aterradora fuerza, destruyendo sentimientos familiares, compromisos empresariales

Paralelamente, Ricardo, va creciendo como imagen televisiva y muy ponto, se convierte en imán de sintonía para los diversos espacios que anima entusiasta y positivamente.

Ahora, empezamos a ver cómo lo cuenta él mismo.

RICARDO: FRENTE AL DOLOR HUMANO

El ya famoso “Colorao”, ensombrece un tanto su permanente expresión optimista y pincela sus recuerdos con una sonrisa triste.

-“Como el dolor me había sensibilizado, yo empecé a visitar el “Larco Herrera”, el “San Juan de Dios”, el Hospital “Bravo Chico”, lugares que en mi vida anterior, jamás habría imaginado que existieran.

Ese 3 de diciembre de 1977, yo cumplí en el Canal Cinco, una jornada de solidaridad co el “Larco Herrera”, dedicada al pabellón de los niños víctimas de parálisis infantil. Así empecé a ser directamente solidario con el dolor de quienes más sufren. El resto, vendría después”,- recuerda.

-A partir de entonces, Ricardo Belmont, cumpliría una vertiginosa carrera en la televisión. Haría sus programas de entrevistas –muy criticados al principio-, sus teletones-muy envidiadas todo el tiempo- y, finalmente, los “Sábados de Belmont”, que borró de otras pantallas, todo tipo de programas más o menos rivales, terminando, consecuentemente, con el ”reinado” de casi treinta años de Augusto Ferrando.

“SE GANÓ EL CARIÑO DE LA GENTE”

A Ricardo Belmont”,-según enfoque del entrevistador de “VSD” – se le critica y se le seguirá criticando siempre. Pero, ha ganado con el tiempo. Cosa difícil: se ha hecho querer por la gente, que últimamente, no tiene muchas oportunidades de querer en la televisión. Y es que hay un elemento en su personalidad que nadie parece atreverse a discutir.

Ricardo Belmont, es un hombre que hace cosas. Es una persona que cumple sus metas. Y lo hace con una sonrisa. A pesar de la revancha y la carga emocional que ella representa. Es la sonrisa del triunfador, que no florece con frecuencia en el rostro de muchos peruanos.
Ricardo nos recuerda, sin demagogia de ningún tipo, que esa sonrisa nos pertenece. Que siempre fue nuestra…más allá de cualquier amargura.

LA NOVELA DE SU VIDA

Hasta aquí llegan los avances. Ahora, entremos decididamente en el bosque de sus recuerdos. Dejemos a un lado momentáneamente, al “Coloradito” jugetón, palomillesco, que abría el portón de su casa, para invitar a jugar a todo el barrio.

Y vayamos al encuentro del muchacho casi veinteañero, a punto de concluir sus estudios universitarios. Alguien que jamás le había visto la cara al sufrimiento.

=”Es tiempo de que empieces a hacerte un camino en la vida, Ricardo”=dijo Don Augusto Belmont Bar, a este muchachón saludable que sólo sabía de estudios, deporte y playazos, que no perdía de vista a la guapa Lucy, la dueña de sus sueños adolescentes.

=”Maña te presentas a las 8 de la mañana en General Varela cuadra 11, ahí en l esquina de Don Bosco. Ahí funciona la fábrica de cosméticos, nuestro negocio familiar. Quiero que te familiarices con el asunto, empezando desde abajo. El administrador te va a indicar tus obligaciones…”=

Y así diciendo, Don Augusto Belmont, dirigió la iniciación laboral de su hijo Ricardo que mañana debutaría, en un oficio bajo, pero significativo.

Sería “Cargador de Cajas”. El más pituco de todos ellos. Pero así se comenzaba en aquellos viejos tiempos.

(MAÑANA: DÉBILES Y PODEROSOS)